El Gran Terremoto de 1923
Tokio ha sido, a lo largo de la historia, destruida en varias ocasiones. Momentos en los que esta ciudad ha tenido que comenzar de cero intentando dejar a un lado los catastróficos episodios y renaciendo de sus cenizas. Uno de estos episodios traumáticos para Tokio fue el Terremoto del Gran Kanto de 1923.
Cabe destacar que Japón está emplazado sobre una zona en la que confluyen varias placas continentales y oceánicas, por lo que los movimientos telúricos, como terremotos o tsunamis, han sido frecuentes durante prácticamente toda su historia. Fue precisamente el 1 de septiembre de 1923 cuando un terremoto de intensidad cercana a 8, uno de los peores en esta parte del mundo, asoló Tokio, Yokohama y sus alrededores.
A las 11:58, hora local en Tokio, comenzaron a notarse los primeros temblores. Cabe destacar que por aquel entonces era bastante común cocinar con carbón de leña y estufas, por lo que no es de extrañar que estos temblores provocaran incendios en muchas partes de la ciudad. Incendios que supusieron una catástrofe anexa dejando numerosos muertos y viviendas y edificios completamente arrasados. Por este motivo esta fecha también es recordada como el Gran Incendio de Tokio.
Las estaciones de ferrocarriles más próximas a Tokio se desplomaron completamente, de esta forma la capital quedaba incomunicada en gran parte. Las conducciones de agua fueron destruidas, derrumbando también un gran número de edificios, incluso los más nuevos y modernos para la época.
El suelo se levantó en algunas zonas de la ciudad hasta dos o tres metros por encima del nivel normal. Estas colosales grietas surgían del asfalto como grandes bocas de tierra que se tragaban literalmente a la gente, coches, mobiliario urbano etc.
Los tendidos eléctricos caían al suelo, la gente, presa del pánico, escapaba sin darse cuenta del peligro que conllevaba pisarlos. Muchos murieron electrocutados.
Las pérdidas materiales fueron innumerables. Asimismo, según cifras oficiales, fueron casi 143.000 las personas que perecieron en este brutal terremoto, los incendios y el posterior tsunami con olas de hasta 20 m.
La conmoción fue tal, que a partir de ese momento el episodio se tomaría como referencia para la reconstrucción de la ciudad. Se cambiaron los estándares de construcción japonesa hasta el momento, estudiando edificaciones mucho más flexibles (basándose en los estudios de las estructuras que no habían sido derruidas). Asimismo, se aumentaron los refugios, los parques de bomberos y las infraestructuras para emergencias en general.
Desgraciadamente, y debido a la posición en la que se encuentra Japón como ya hemos comentado anteriormente, este no sería ni el primero ni el último de los terremotos que asolarían el país a lo largo de la historia.
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