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El puente Nijubashi, en el Palacio Imperial

En general todos los turistas que pisan Tokio visitan primero el Palacio Imperial. Este palacio está construido sobre el antiguo Palacio Edo y ocupa una gran extensión de tierra en la que hay jardines, murallas, un foso, puentes y pabellones. Permite acercarse un poco al Japón medieval sin moverse mucho de las calles cosmopolitas de Tokio.

Además, está a pasos de la Estación de Tokio y por la mañana es un destino de lo más tranquilo. La primera vez que anduve por aquí fue en la mañana de un domingo y no hay nada más tranquilo que estos jardines.

Hoy en día el palacio es la residencia oficial del emperador y su familia pero antes, en el castillo anterior, vivían los Tokugawa, poderosa familia de señores medievales que tenían las riendas reales del país.

Con el final de su poderío y el regreso de la figura imperial con todas las letras se construyó un palacio, destruido en la Segunda Guerra Mundial y vuelto a construir después. No se puede ingresar a muchos edificios, por supuesto, son privados, pero sí se puede pasear por los jardines y desde la plaza frente al palacio mismo, la Kokyo Gaien, tienes la vista de uno de los dos puentes que penetran a los fondos interiores del complejo.

Se trata del Puente Nijubashi, un puente que antiguamente era de madera y tenía dos pisos, aunque hoy es un típico puente de piedra y con dos arcos que cruza el foso. Ni es 2 en japonés así que de allí deriva el nombre del cruce.

Este puente es privado y en general es totalmente inaccesible para los turistas, excepto en dos momentos del año: Año Nuevo y el cumpleaños del emperador. Si estás en Tokio para entonces aprovecha, que no mucha gente puede pisarlo y debe contentarse con tomar fotos desde lejos.

Este puente está situado más o menos a kilómetro y medio de la Estación de Tokio y cerca de algunas estaciones de metro también. La puerta Nijubashi está a su vez cerca del puente.

Foto: vía TravelPod